Argentina se encuentra en una encrucijada tecnológica que podría determinar su futuro económico y social para las próximas décadas. Mientras Brasil, Uruguay y Chile avanzan con pasos firmes en el desarrollo de políticas nacionales de Inteligencia Artificial (IA), nuestro país se mantiene rezagado, ubicándose apenas en el cuarto o quinto lugar en la región, compitiendo con Colombia y Perú en un terreno donde debería estar liderando por su histórica capacidad de innovación y capital humano.
El principal obstáculo para el avance argentino en materia de IA no es la falta de talento ni de capacidades técnicas, sino la ausencia de una estrategia nacional clara y a largo plazo. Sin una visión estructurada que contemple acciones coordinadas a corto, mediano y largo plazo, los esfuerzos individuales de empresas, instituciones académicas y emprendedores quedan desarticulados, perdiendo potencia y escala. Esta carencia de planificación es particularmente grave en un campo tan dinámico y competitivo como la IA, donde los avances se producen a velocidad vertiginosa.
El rol del Estado como articulador resulta fundamental en este escenario. Los países que están liderando el desarrollo de IA en América Latina han comprendido que el gobierno debe funcionar como punto de encuentro entre el sector privado, la academia y las organizaciones tecnológicas. Brasil, Uruguay y Chile ya cuentan con programas específicos que combinan inversión estatal, objetivos de innovación claramente definidos y mecanismos de coordinación entre los diferentes actores del ecosistema tecnológico. Argentina, por el contrario, sigue sin una política de Estado que permita aunar esfuerzos en una dirección común.
La estrategia actual del gobierno argentino parece enfocarse principalmente en la atracción de empresas tecnológicas para la instalación de data centers y en la promoción de reactores nucleares modulares para alimentar esa infraestructura. Si bien la disponibilidad energética es un factor importante, este enfoque revela una visión reduccionista que confunde recursos con innovación. Con esta aproximación, el país corre el serio riesgo de convertirse en mero proveedor de energía para desarrollos tecnológicos concebidos y controlados desde el exterior, en lugar de posicionarse como un verdadero desarrollador tecnológico con capacidad para generar valor agregado.
Lo que Argentina necesita urgentemente es apostar por la innovación, el talento y la educación como pilares fundamentales para el desarrollo en inteligencia artificial. Esto implica no solo formar profesionales especializados sino también implementar políticas activas para retener ese talento local que, ante la falta de oportunidades, termina emigrando y potenciando economías extranjeras. El fomento de startups dedicadas a la IA y otros emprendimientos tecnológicos debería ser una prioridad nacional, con programas de incentivos fiscales, capital semilla y facilidades para la transferencia de conocimiento entre universidades y empresas.
Los data centers que el gobierno busca atraer presentan, además, problemáticas que no pueden ignorarse: su extraordinario consumo energético y de agua los convierte en instalaciones con alto impacto ambiental, lo que puede generar resistencia social y problemas de sostenibilidad a largo plazo. Sin desconocer su importancia, es necesario entender que la infraestructura de procesamiento es solo un componente dentro de un ecosistema mucho más amplio y complejo, que debe incluir capacidades de investigación, desarrollo e implementación de soluciones innovadoras.
Si Argentina se limita a ofrecer recursos naturales y energía para que otros países desarrollen tecnología, quedará inevitablemente relegada en la carrera global por el liderazgo en IA. La verdadera soberanía tecnológica solo puede alcanzarse a través de una política nacional de IA con un enfoque integral, que contemple la innovación como motor, la inclusión como principio y la planificación estratégica como método. El tiempo apremia: cada día sin una política nacional coherente representa oportunidades perdidas que el país no puede permitirse en un mundo donde la IA está redefiniendo todas las industrias y aspectos de la vida social.
Esta información surge de la columna y la opinión del periodista especializado en IA, Sebastián Di Domenica, en diálogo con Canal E, quien enfatiza la urgencia de superar el actual enfoque limitado y avanzar hacia una estrategia integral que posicione a Argentina como un actor relevante en el desarrollo de la inteligencia artificial a nivel regional y global.
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Fuente: análisis editorial de la problemática y columna de Sebastián Di Domenica en Canal E
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